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EPILEPSIA EN EL DAÑO CEREBRAL

La epilepsia es una secuela muy frecuente del daño cerebral. Se estima que 8 de cada 1000 personas en España la sufren.  Esto supone en torno a 400.000 personas ya que se diagnostican unos 20.000 nuevos casos al año.  

Algunos estudios han estimado que tras sufrir un ictus, la probabilidad de padecer un una crisis epiléptica dentro de los primeros 7 días está entre un 3 y un 6%. Al mismo tiempo la probabilidad de sufrirla en los 10 primeros años ronda entre el 10 y el 12%. En el caso de tumores cerebrales, se estima que el 70% de los pacientes sufrirá alguna crisis a lo largo de su enfermedad.

Por tanto en numerosas ocasiones se relaciona la lesión cerebral con la epilepsia.

¿Qué es la epilepsia?

Pero, ¿qué es la epilepsia? ¿Por qué a día de hoy todavía existe estigma y creencias erróneas? Según la RAE, es una “enfermedad caracterizada principalmente por accesos repentinos, con pérdida brusca del conocimiento y convulsiones”.

Exactamente es eso lo que vine a la cabeza de la mayoría de las personas cuando escuchan esa palabra y lo que les ha provocado un gran rechazo.

Una crisis epiléptica se da cuando un grupo de neuronas de manera sincronizada desencadenan un exceso de actividad eléctrica. Esto puede afectar a funciones como el movimiento, el comportamiento,  el nivel de conciencia, etc. Duran entre unos pocos segundos a unos minutos. Después el cerebro vuelve a funcionar con total normalidad. 

Tipos de crisis en la epilepsia

Existen muchos tipos de crisis epilépticas dependiendo de la zona cerebral donde se produzca la descarga y el tipo. Pueden afectar a parte o a la totalidad del cuerpo y se puede perder la conciencia o no. Los síntomas de la epilepsia fluctúan dependiendo del tipo de crisis.

Se llama crisis parcial a aquella que se inicia en una zona delimitada de un hemisferio cerebral. Afecta por ejemplo a un brazo únicamente (hormigueos, movimientos incontrolados de una parte del cuerpo, etc).

Si lo que se produce es una convulsión con pérdida de conciencia se habla de crisis generalizada. En estos casos son debidas a una descarga bilateral en una zona amplia del cerebro.  En ocasiones pasan tan desapercibidas que ni la persona ni los que están con ella se dan cuenta (un pequeño tic, un cabeceo, etc.)

Un tipo de crisis epiléptica especial son las ausencias. En ellas la persona permanece inmóvil, con la mirada fija durante unos segundos y sin capacidad de reaccionar a lo que ocurre a su alrededor.

Normalmente no se puede prever el momento de la crisis, pero en ocasiones aparecen sensaciones corporales anticipatorias. Esto facilita la prevención de caídas y golpes al perder el conocimiento.

No obstante no toda pérdida de conciencia implica padecer epilepsia. Un mero descenso de la tensión arterial o una simple bajada de azúcar lo pueden provocar. Estos cuadros suelen asociarse a sudoración, palidez y malestar.

La causa de las crisis epilépticas en el daño cerebral suele deberse a que la lesión, la “cicatriz”, que queda se puede convertir en un foco epileptógeno. Bien por causa metabólica o al alterarse el funcionamiento tras el daño neurológico.

¿Qué hacer ante una crisis epiléptica?

Como hemos dicho antes, hay crisis parciales que duran segundos o escasos minutos. En este tipo de crisis epilépticas no hay que hacer nada. Simplemente esperar a que pasen.

En el caso de las crisis generalizadas, es vital mantener la calma.

Si sucede en nuestra presencia, debemos girar a la persona de medio lado y en posición de “defensa” y retirar los objetos de su alrededor que puedan dañarle (gafas, muebles, etc). Colocar una almohada o una chaqueta doblada debajo de la cabeza puede servir de ayuda.

Es importante NO introducir nada en la boca, no es cierto que puedan tragarse la lengua pero podrían atragantarse si hay algún cuerpo extraño en su interior. No se les debe sujetar con fuerza para evitar movimientos ya que podríamos dañarle o incluso dañarnos.

No hay que tratar de reanimarle. Tampoco hay que hacerle la respiración artificial, simplemente esperar a que se le pase.

Mantener la calma es fundamental. Los cambios de coloración de la piel no son signos de asfixia y los ruidos son debidos a problemas de coordinación de la respiración. Una vez pasada la crisis, recuperará su ritmo respiratorio. En un porcentaje alto de crisis epilépticas la pérdida de conciencia se recupera en pocos minutos.

No abandone a la persona para buscar ayuda. Posteriormente es muy importante para el neurólogo que se observe lo que ha ocurrido: la hora, lo que estaba haciendo, como empezó, si se sintió raro antes de la crisis, si perdió la conciencia, si hizo movimientos y con qué parte del cuerpo, si se les escapó la orina o defecó, cuánto tiempo duró y cuánto tiempo tardó en recuperarse.

Desde el Centro INDANE realizamos un tratamiento de neurorrehabilitación individualizado. Contamos con un equipo interdisciplinar de especialistas con extensa experiencia en rehabilitación neurológica. Adaptamos nuestra intervención al daño cerebral de cada persona. Siempre teniendo en cuenta las necesidades y áreas de interés significativas tanto para el usuario como para su familia.

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MAIRENA VÁZQUEZ RODRÍGUEZ – NEUROPSICÓLOGA COLEGIADA M-31749


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