La meditación lleva siendo objeto de estudio en busca de evidencia científica desde la primera
década del año 2000, prácticamente veinte años de investigación que arrojan la evidencia
suficiente como para justificar su incorporación en nuestros programas de intervención con
usuarios, familiares y cuidadores que conviven con alteraciones derivadas de un daño cerebral
sobrevenido.
¿Hay evidencia científica sobre los efectos de la meditación?
El doctor Pedro Gargantilla en su publicación del 09/07/2018 recoge alguna de dichas
investigaciones. Si quieres verlo, puedes pinchar aquí.
El equipo de neurólogos del Centro Waisman (universidad e Wisconsin,EEUU) en colaboración
con el Monasterio Scheche, de Katmandú (Nepal). “Encontraron que había diferencias
notables entre el cerebro de los monjes y el de los estudiantes (que no practicaban
meditación) y que la diferencia más llamativa se hallaba en una mayor coordinación neuronal
en el cerebro de los monjes».
Hospital General de Massachussets y el Instituto Tecnológico de Massachussets, especialistas
de las universidades de Yale y Harvard, evidenciaron con su investigación que la práctica de la
meditación de forma regular puede aumentar la cantidad de sustancia gris de nuestro cerebro.
Las imágenes demostraron que cuando se medita de forma regular se incrementa el espesor
de ciertas áreas de la corteza cerebral (relacionadas con la percepción sensorial, auditiva y
visual) y se enlentece el proceso de adelgazamiento de la corteza cerebral asociado al
envejecimiento.
El equipo del Hospital General de Massachusetts siguió con sus estudios. “Este estudio se realizó en la Universidad de Massachusetts. Los participantes debieron asistir durante 8 semanas a
reuniones semanales que incluían la práctica de meditación guiada en grupo y se les entregó
material para poder realizarlas también en sus casas. A los participantes se les realizaron
Resonancias Magnéticas del cerebro 2 semanas antes del estudio, durante el mismo y dos
semanas luego. Las mismas pruebas fueron realizadas en un grupo control de no meditadores en el mismo lapso de tiempo. Los participantes del programa informaron dedicar un promedio de 27 minutos a meditar cada día. En este período sus respuestas a un cuestionario de la atención plena indicaron mejoras significativas en comparación con las respuestas antes de comenzar a meditar.” Puedes ver el artículo aquí.
Como vemos en esta ocasión la investigación nos ayuda a establecer el periodo necesario y la intensidad diaria para que se evidencien cambios.
Investigadores españoles colaboraron en la primera investigación que demostró cambios en la
expresión de los genes precursores de procesos inflamatorios y de dolor (secreción del
cortisol). La investigación se realizó con investigadores de Wisconsin y Francia. Encontraron
cambios en personas tras realizar 8h de práctica de atención plena. 1*
¿Y qué entendemos por meditación?
Para responder a esta pregunta os acercamos la siguiente definición “el proceso a través del
cual, la persona observa y se hace consciente de lo que está sucediendo a cada instante en su cuerpo y en su mente, aceptando las experiencias que se van presentando tal y como éstas son. la eliminación del sufrimiento y demás emociones destructivas, ya que desde el punto de vista budista, tanto la felicidad como el sufrimiento no dependen fundamentalmente de las circunstancias externas, sino de la propia mente» (Rimpoche, 2000, 2006). 2*
¿Cómo acercamos en Indane los beneficios de la meditación a personas con daño cerebral sobrevenido?
Con frecuencia las personas que vienen a terapia no tienen experiencia previa con técnicas de
meditación, así mismo la presencia de alteraciones sensitivomotoras, perceptivas y cognitivo-
emocionales hacen que debamos plantearnos cómo acercar esta beneficiosa opción.
Primeramente realizamos ejercicios guiados de consciencia corporal, esto nos permite ir
llevando la atención de forma consciente a cada parte de nuestro cuerpo simplemente con la
intención de observar lo que sucede. Esta observación se realiza siempre en tiempo presente
por lo que va sentando la base de la importancia del ahora y así mismo nos ayuda a sentir que
ninguna situación es permanente.
Ampliamos nuestra observación a la respiración, como sale y entra el aire de nuestro cuerpo y
progresivamente siguiendo con el aprendizaje experiencial, vamos conociendo la importancia
de los tiempos de inspiración, apnea y espiración y cómo la respiración a través del sistema
nervioso autónomo (teoría polivagal) ayuda a regular el estrés.
Los acompañamos para aprender a reconocer los pensamientos y a aquietar su mente.
Creamos un espacio de quietud como precursor de la incorporación a programas de
meditación, mindfulness,…
1.Perla Kaliman, María Jesús Álvarez-López, Marta Cosín-Tomás, Melissa A. Rosenkranz, Antoine Lutz, Richard J. Davidson. Rapid changes in histone deacetylases and inflammatory gene expression in expert meditators.
Psychoneuroendocrinology, 2014; 40: 96 DOI: 10.1016/j.psyneuen.2013.11.004
2. Sarmiento-Bolaños, M. J. y Gómez-Acosta, A. (2013). Mindfulness. Una propuesta de aplicación en
rehabilitación neuropsicológica. Avances en Psicología Latinoamericana, 31 (1), pp. 140-155.